Ahora, la isla de 3,5 millones de habitantes, sólo tiene dos urólogos
pediátricos, un ortopedista especializado en tobillos y pies, un
cardiólogo pediátrico y un puñado de genetistas y endocrinólogos.
SAN JUAN, Puerto Rico (AP) — Wanda Serrano llegó
al principal hospital público de Puerto Rico justo antes del amanecer
para llevar a su hijo de 17 años a una cita. Seis horas después, ambos
seguían en una abarrotada sala de espera con la esperanza de ser
atendidos por un doctor.
Habían asistido al Centro Médico de San Juan para ver a uno de los
muchos especialistas que el joven necesita para su tratamiento de
esclerosis tuberosa, una enfermedad genética que puede causar tumores en
el cerebro, riñones y otros órganos. Pero cada vez es más difícil
encontrar médicos especializados en una isla sumida en profundos
problemas económicos.
Pasar seis horas en la sala de espera ya no es la excepción, sino la
regla. Un neurólogo pediátrico le dijo hace poco a Serrano que su hijo,
Cedrik, necesitaba esperar 10 meses para ser atendido.
"Uno vive aterrorizado todos los días", dijo Serrano hace unos días
mientras se aferraba a su historial médico y volteaba ansiosamente al
pasillo en espera de que apareciera un enfermero o un doctor. "Uno se
siente impotente. Eso es el no poder hacer nada y esperar a que llegue
la fecha".
Los médicos han abandonado Puerto Rico gradualmente durante una
recesión que ya ha cumplido una década y que tiene asfixiada a la isla,
llevando a más de 200.000 personas a emigrar al territorio continental
de Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.
Lo que era una salida constante de pediatras, cirujanos,
ortopedistas, neurólogos y otros especialistas se ha convertido ahora en
una estampida, dado que la economía no da muestras de mejorar y los
problemas financieros en el programa de seguros de salud del territorio
prácticamente imposibilitan que los doctores puedan seguir en activo.
Se espera que este año unos 700 médicos dejen Puerto Rico, el doble
de los que emigraron hace dos años, comentó el doctor Víctor Ramos,
presidente de la Asociación de Cirujanos de la isla. El número de
doctores en el territorio estadounidense ha descendido de 14.000 a 9.000
en la última década. La mayoría de ellos dejó la isla en busca de
mejores salarios y costos de vida más bajos en Estados Unidos.
Ahora, la isla de 3,5 millones de habitantes, sólo tiene dos urólogos
pediátricos, un ortopedista especializado en tobillos y pies, un
cardiólogo pediátrico y un puñado de genetistas y endocrinólogos. Ver a
un especialista puede tomar hasta un año, señaló Ramos.
"La gente está tardando mucho más para conseguir una cita médica,
incluyendo citas que podrían ser cuestión de vida o muerte porque
sencillamente no hay espacio", subrayó.
El doctor Hiram Luigi, cirujano ortopedista, dijo que debe realinear
los huesos a sus pacientes un par de veces al mes debido a que no ven a
tiempo a un especialista.
"Yo llevo 30 años de ortopeda, y nunca he visto esto como está ahora", comentó Luigi.
La falta de especialistas ha afectado de manera adversa a los
pacientes, cuyas condiciones de salud a menudo empeoran antes de recibir
atención médica.
Muchas personas como Serrano se han mudado a Estados Unidos con el
objetivo específico de recibir atención médica. "Busco calidad de vida",
declaró.
Los problemas financieros de Puerto Rico son los principales
responsables. El gobierno está atrasado en los pagos de seguros,
mientras lucha por cubrir los pagos de una deuda que se ha disparado en
los últimos años hasta casi los 70.000 millones de dólares. Los médicos
no solo lidian con los reembolsos retrasados por sus servicios, sino que
también reciben menos dinero a través de los programas gubernamentales
de Medicare y Medicaid del que recibirían de seguros médicos privados
por los mismos servicios en Estados Unidos.
Muchos especialistas ya no aceptan pacientes con Medicaid, que cubre
casi a la mitad de la población de Puerto Rico. La gran mayoría de los
pacientes como el hijo de Serrano ahora buscan especialistas en el
principal hospital público de Puerto Rico, haciendo fila desde, incluso,
la 1 de la madrugada para recibir atención médica.
"Es realmente el último recurso para muchas personas", dijo Edgar
Colón, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Puerto
Rico. "No damos abasto".
El hospital sufre ante el incremento de pacientes mientras opera con
un presupuesto cada vez más escaso, incapaz de adquirir ciertos
suministros médicos como hacía en las épocas en las que el gobierno aún
podía pedir dinero prestado.
Jorge Vidal, presidente electo de la Asociación de Radiología de
Puerto Rico, dijo que no puede realizar ciertos procedimientos debido a
que no puede obtener dos tipos de agujas especializadas.
"Es bien sencilla la razón por la cual no las han comprado. Valen 300 dólares", dijo.
Tales problemas obligaron al pediatra Héctor Nieves a mudarse a
Florida en febrero de 2015. En su nueva oficina, la máquina contestadora
ofrece citas ese mismo día.
"No me arrepiento de haberme ido", dijo Nieves. "Los problemas de Puerto Rico son mucho más grandes de lo que la gente cree".
Aquellos que se quedaron afirman que la situación solo empeorará.
Más del 20% de la población de la isla tiene al menos 60 años de edad
y se anticipa que ese porcentaje se dispare debido a que no solo los
médicos, sino todo tipo de puertorriqueños emigran al territorio
continental de Estados Unidos.
Serrano y su hijo pronto se mudarán a Orlando para unirse a su
esposo, quien encontró un trabajo ahí. Está optimista en que encontrará a
los especialistas que realicen los chequeos que su hijo necesita cada
seis meses.
"Ahora me puedo ir tranquila", comentó. "Siento que volví a nacer".
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